Tuesday, June 27, 2006

Padres

La verdad que cada dos por tres leo cosas de este tipo que son geniales.

Padres, en su día

Por Mex Urtizberea
Para LA NACION

“Tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo que tener un piano no lo vuelve pianista.”
Michael Levine

No parecen correr tiempos fáciles para ser padre.

Constantemente se corre el riesgo de ser citado por el psicólogo de nuestro hijo para decirnos todo lo que hemos hecho mal, o por la maestra para decirnos que no sabemos poner límites, o por un consuegro o consuegra para señalarnos los defectos de nuestra criatura que no supimos corregir a tiempo. O hasta incluso ser interceptados en la cocina por nuestro propio hijo para comunicarnos punto por punto en qué fallamos como padres.

Y lo que es peor es que la mayoría de las veces tienen razón.

No parece nada sencillo ser padre en esta época.

Se puede ser considerado un mal ejemplo por las autoridades si uno intenta enseñarle a respetar la autoridad, pero también a sublevarse ante ella, pues no siempre la autoridad tiene la razón; se puede ser tildado de bohemio si uno intenta enseñarle a valorar las cosas pero sin valorarlas tanto que después no quiera prestarlas, compartirlas, repartirlas, o ser mencionado como un padre demasiado liberal por estar haciendo simplemente lo que corresponde: dar libertad. Pues los hijos pueden ser nuestros, pero las personas no son propiedad de nadie.

Parece complicado ser padre por estos días.

Complicado ser un padre presente sin ser omnipresente; ser paternal sin ser paternalista; ser gracioso sin ser un pesado; ser compañero sin ser un metido; ser generoso sin pasar factura; poder transmitirles un punto de vista sobre el mundo sin imponérselo; estimularlos en lo que les gusta a ellos que no es lo mismo que lo que nos gusta a nosotros.

Y complicado, aunque no imposible, dejar de obligarlos a que estudien inglés y que elijan ellos qué lengua quieren estudiar, permitirles que se queden un rato más en la fiesta en la que se están divirtiendo como nunca, y aceptar que un cuarto desordenado no significa necesariamente que el chico está perdido para siempre.

Una carrera llena de obstáculos es la paternidad.

Somos ni más ni menos que el pasado de nuestros hijos, llevan siempre algo de nosotros, descartan siempre algo de nosotros, imitan algo, heredan algo, conservan algo de nosotros, pero, por lo demás, son personas que construirán su propia vida y, ya sin compromiso, nos amarán o no nos amarán según se hayan sentido o no amados por nosotros.

Definitivamente, parecerían demasiadas las cosas que hay que enseñar como padre. Pero, a lo mejor, sin omnipotencia, pueda descubrirse que no son tantas.

Que busquen ser felices, que repartan la felicidad, que sean todo lo libre que quieran ser, y que sepan que, aunque no lo diga la publicidad, una carta escrita con amor o un mate llevado este domingo a la mañana a la cama es una posibilidad de regalo, como puede serlo un celular o una afeitadora eléctrica.



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